julio 07, 2010

A 1058 km.

Coger un avión y alejarme del lugar donde vivo, donde trabajo, donde tomo cervezas con mis amistades, donde tengo a mi familia. Desde hace un tiempo, Coruña es mi refugio. Rodeada de mar y viento, con todas las puertas y las ventanas abiertas, como dice Prófuga, con lluvia o sin lluvia, adoro esta ciudad y lo que significa venir aquí.

Siempre que voy al mercado, la señora de los quesos y el membrillo me vende el triple de lo que quiero. La de las patatas y los grelos marca los precios como el Corte Inglés. Prófu dice que es mi acento, que los gallegos desconfían. Ay qué joderse, pienso, pero el enfado no llega a más. Ella me dice las cosas riéndose con esa vocecilla que tanto me sulibeya, como diría la Sra. Castafiore.
Esta ciudad gallega hace que mi montaña rusa particular se convierta en un bonito paseo en bicicleta sin cuestas ni gravilla.
De aquí a un año, cuando ande metida en el fregado de las opos intentaré recordar estos días de vacaciones, intentaré recordar lo bien que me sentía una tarde como la de hoy.

3 comentarios:

dintel dijo...

Buenas vacaciones y pr´osperas oposiones. ;)

emejota dijo...

A disfrutar, el norte en verano es lo maaasss. Las opos, ni un recuerdo hasta que te pongas a ello. Un abrazo.

Morgana dijo...

Diosas! Has dicho opos y me ha dado un vuelco el estómago...! Ufff, descuida Calvin, cuando el curso que viene estés en esas yo personalmente me encargaré de recordarte estos momentos... y de apoyarte mucho, no sé como pero lo haré, verás.

Besos.