noviembre 30, 2008

La Caída. Camus

"¿Cómo sé que no tengo amigos? Es muy sencillo: lo descubrí el día que pensé suicidarme para gastarles una broma, para castigarles de algún modo. ¿Pero castigar a quién? Algunos se hubieran sorprendido, pero nadie se hubiera sentido castigado. Comprendí que no tenía amigos. Además, de haberlos tenido, no hubiera adelantado nada. Si hubiera podido suicidarme y ver a continuación la cara que ponían, entonces sí, el juego hubiese merecido la pena. Pero la tierra es oscura, querido amigo, el bosque es oscuro y opaco el sudario [...]. De otro modo habría una salida, por fin podríamos tomarnos en serio. La gente no se queda convencida de las razones de uno, de su sinceridad, de la gravedad de su pena, más que con la muerte. [...]. Entonces, si hubiera una sola posibilidad de que se pudiera disfrutar del espectáculo, valdría la pena demostrarles lo que no quieren creer, y asombrarles. Pero uno se mata y qué importa que le crean o no; uno ya no está allí para recoger su asombro y su arrepentimiento, fugaz por otra parte; para asistir al fin, satisfaciendo el sueño de todo hombre, a los propios funerales. Para no resultar un tipo dudoso hay que dejar de existir, sencillamente. [...]
Los mártires, querido amigo, deben elegir entre ser olvidados, escarnecidos o ultilizados. En cuanto a ser comprendidos, nunca."

5 comentarios:

errante dijo...

a tus pies me hallo en este preciso momento...

____
un extracto muy bien elegido

Anónimo dijo...

Joer, cómo está el patio...

Calvin dijo...

Gracias, mi fiel padawan.

Ohne, mujer que todo está bien. No te preocupes tú!

prófuga dijo...

es lo que tiene dejar de respirar, que es irreversible...

Mármara dijo...

Asaz optimista, te encuentro, en esta bonita, a la par que cuidada, selección de (gloriosos) textos literarios.