
"Los ciclistas urbanos no gastamos gasolina, no contaminamos, no hacemos ruido, no atropellamos casi nunca a nadie, apenas ocupamos espacio, no estropeamos la calzada, no necesitamos aparcamientos subterráneos, ni semáforos, tenemos mejor salud y menores gastos sanitarios. Nuestros conciudadanos y los ayuntamientos nos deben mucho. De la misma manera que la gasolina urbana con un colorante verde no debería bajar de las mil pesetas el litro, los ciclistas deberíamos recibir una ecotasa negativa, devolvernos lo que ahorramos a la comunidad. Por ejemplo, eximirnos del impuesto sobre la renta veinte duros diarios, poca cosa, pero lo suficiente para las reparaciones y el mantenimiento anual. Algo simbólico, algo que nos reconozca a los gregarios como superhombres, no sólo a Miguel Induráin.”
Fragmento del artículo de Mario Gaviria “Elogio de la sensualidad y eficacia de la bicicleta”, Archipiélago 18-19 (1994), p.109-113.
7 comentarios:
Gran artículo y gran idea. Que nos paguen el cafetito ya.
Yo voy a pie. ¿Pido para unas zapatillas nuevas? ;-)
Sra. ¿ya no va usted en moto?
María, no sabes lo que se liga montada en una bici. Deja las zapas y píllate una ;)
Perdón, quise decir a remo.
A veces, pero los días que voy en bici quiero mi cafetito (y los del remo, mi carajillo)
Y yo pensando que el genérico de la Biodramina era el dimenhidrinato...
Curioso, es un burgalismo que se repite mucho en palencia.
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