Y un día, lo dices en voz alta y todos a tu alrededor sonríen. Ocho años te ha llevado reconducirte. Dejas a tu preparador de oposiciones, te compras un par de botas de trekking y te apuntas a un curso de iniciación de lo que más te gusta.Ahora te levantas a las seis de la mañana con una sonrisa en la cara y las siete estás en mitad del monte respirando. Los días que no trabajas estudias plantas y anatomía.
6 comentarios:
Olé tus cojones (si no te he entendido mal)
¡Biennnnnnnnnnnnnnnn!
y qué bien sienta para el cuerpo y el alma..
¿Cómo no vamos a sonreír? Y como ya lo tenemos todo masticado y digerido, sólo me queda reiterarte mi apoyo a la bendita pública, y recordarte(me) que quien no se moja...
Leandro: aún no se lo he dicho a padres, así que no tengo tantos ;)
María: síiiiiiii!!
Ico: casi tanto como a algunos el red bull con whisky...
Mármara: ¿no se resfría? Pues eso, que yo, a la bendita pública te agradezco mil tus horas de teléfono dedicadas a mi persona :)
En según que tesituras, es mucho más difícil decirse las cosas bien claras a uno mismo, que decírselas a los padres. O a quien toque en cada caso.
Publicar un comentario